La pulpa de manzana es el subproducto resultante de la industria de fabricación de sidra y de zumo de manzana. El residuo esta formado por la piel, el mesocarpio del fruto exprimido, las semillas y los rabos del fruto. Se calcula que se obtienen unos 20 kg de subproducto por cada 100 kg de manzana que entra en el proceso, aunque la cifra puede ser muy variable. El contenido en materia seca del residuo es de un 20%. Este subproducto puede usarse en fresco o bien tras su ensilaje. En el caso de ensilar, el pH medio alcanzado puede ser del orden de 3,5, dando buena estabilidad a este alimento conservado. Se utiliza fundamentalmente en raciones de rumiantes, y sólo se justifica en zonas cercanas a la producción debido al elevado coste del transporte. No se observan diferencias significativas en la composición química correlacionadas con el contenido de materia seca, aunque éste es variable. También es posible su uso como producto deshidratado.
La composición química del producto fresco indica un bajo contenido proteico (5-6% sobre materia seca) y extracto etéreo del 3-4%. El contenido en FND es del 55-60%, mientras que en FAD es del 40%, siendo baja la efectividad de esta fibra (33%). El contenido en lignina es de un 10% y el de cenizas de un 2-4%. La pulpa de manzana tiene un elevado contenido en pectinas.
Este subproducto lo consumen los animales con apetencia aunque existen referencias sobre la aparición de somnolencia tras su ingestión, debido a la fermentación alcohólica que puede ocasionar. Al medir la ingestión voluntaria en ovinos se registran ingestiones del orden de 50 g de materia seca por kg de peso vivo metabólico. La digestibilidad de la materia orgánica es elevada (85%), siendo un alimento de un valor energético medio (2,08 Mcal de Energía Metabolizable 3x/kg). La fracción soluble de la proteína de la pulpa de manzana es elevada (33%), la degradabilidad efectiva es del 56% y la velocidad de degradación del 13 %/h.